La Asociación Civil Venezuela y Argentina (ASOVENEARG) les desea un Feliz Día Internacional de los Trabajadores.
Una de las reivindicaciones básicas de los trabajadores era la jornada de ocho horas. Uno de los objetivos prioritarios era hacer valer la máxima de: “ocho horas de trabajo, ocho horas de ocio y ocho horas de descanso” (la frase se atribuye a Thomas Embling, médico, activista social y parlamentario del Estado australiano de Victoria). El 1º de mayo de 1886, fecha que marcó un antes y un después en la historia del movimiento obrero organizado. Aquel día comenzó una huelga en reclamo de la jornada de 8 horas que se extendió hasta el 4 de ese mes, cuando se produjo la Revuelta de Haymarket que terminó con la ejecución de un grupo de sindicalistas anarquistas, bautizados posteriormente como los Mártires de Chicago.
En Argentina, el día comenzó a conmemorarse en 1890 cuando en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y Rosario, en Santa Fe, se vieron desfilar a muchos manifestantes en cada una de ellas. La convocatoria surgió como consecuencia de la pauta fijada un año antes por la Segunda Internacional Socialista, en 1889. Por entonces ya se habían desarrollado en la Argentina varios conflictos de importancia, aún anteriores al de los Mártires de Chicago. Tal fue el caso ocurrido en Rosario en 1877, cuando los aguateros dejaron sin abastecer la ciudad durante varios días. La Unión Obrera Tipográfica, en 1878, fue el primer sindicato en convocar a un paro. No faltaron tampoco reclamos como el de los empleados de comercio que pedían el descanso dominical, y los de, entre otros, los albañiles, los cigarreros, las costureras y los yeseros.
La ley que declaró feriado nacional el 1 de mayo fue impulsada en 1924 por el presidente Marcelo Torcuato de Alvear y aprobada en 1925. Señalaba que esa conmemoración, auspiciada por el Estado implicaba que “era deber de los poderes públicos propender a que fuese ese día sereno y auspicioso, de solidaridad social y paz espiritual”. También por esa época se produjeron las huelgas de la “Patagonia Rebelde” a las que el gobierno del presidente Hipólito Yrigoyen respondió con una masacre. El giro dado por Alvear hizo que el propio Yrigoyen en 1929 aceptara la instrumentación de la jornada de ocho horas que ya a comienzos de siglo aplicara Horacio Anasagasti en su fábrica de autos. En 1946, Perón convirtió al 1 de mayo en una jornada de festejos. Él informaba a la multitud de sus logros y ésta le respondía agradecida con sus vítores. Fue el final de las batallas callejeras que se daban entre trabajadores y fuerzas represoras, pero la conmemoración tuvo también sus retrocesos, como cuando fuera prohibida en 1966 por Juan Carlos Onganía.
Hoy en día, el Día del Trabajo se ha convertido en un día festivo, aunque ha perdido su carácter de obrero y reivindicativo para ser un día de relajo. Es por eso que más allá del feriado y el descanso, el primero de mayo es una fecha en la que debemos homenajear a todos los hombres y mujeres que con su labor diaria buscan un mejor futuro y desarrollo para nuestra sociedad.